Sebastián Iturralde
Mi Viaje en la Docencia y el Descubrimiento de la Programación
Todo empezó de manera inesperada, gracias a una gran amiga que me ayudó a conseguir un puesto de docente en el Instituto Superior Tecnológico Quito. Nunca imaginé que terminaría frente a un aula de clases, y la verdad es que, sin experiencia en la docencia, me sentí completamente perdido. Preparar mis primeras clases fue un reto monumental. Me encontré en un mar desconocido, sin una brújula que me indicara hacia dónde dirigirme. Pero, como en cualquier travesía, hice lo que estuvo en mi poder para luchar contra las turbulentas aguas de la incertidumbre.
Con el tiempo, algo cambió. Aunque el ciclo imparable de preparación de clases y enseñanza en el aula seguía siendo agotador, empecé a disfrutarlo. Poco a poco, fui descubriendo el tipo de profesor que podía ser y el tipo de aprendizaje que los estudiantes necesitaban. Fue un proceso de autoexploración, tanto de mi capacidad como docente como de la forma en que los estudiantes podían recibir y aplicar lo que enseñaba.
Navegué por fuentes de conocimiento que jamás pensé que exploraría. Buscaba nuevas ideas, estrategias pedagógicas y enfoques que pudieran mejorar mi enseñanza. En ese camino, algo más profundo se reveló ante mí: un llamado inesperado. En ese instante, supe que tenía un talento para enseñar, pero me faltaba algo crucial para compartir. Sentí que estaba desperdiciando mi capacidad, así que decidí embarcarme en una búsqueda de conocimiento que me llevó por una variedad de tutoriales en línea.
A medida que avanzaba por esos tutoriales, me hice una pregunta clave: ¿Cuál es el conocimiento más necesario en la actualidad? Desde la perspectiva de alguien que apenas comenzaba a entender el mundo de la programación, me di cuenta de que la inteligencia artificial (IA) era el camino que debía seguir. Me inscribí en un curso que, aunque me dejó con muchas más preguntas que respuestas, me ayudó a profundizar en este campo tan vasto.
Para entender mejor el terreno, decidí retroceder un paso y tomar un curso más básico, tratando de ver qué tan profundo podía llegar el "agujero del conejo". Después de varios intentos, finalmente encontré un curso que me enseñaba programación desde cero. Fue en EDteam donde descubrí el verdadero potencial de este campo y sentí como si hubiera entrado en un "país de las maravillas", lleno de historias que siempre había querido contar.
Con esta nueva pasión por la programación, comencé a buscar universidades que pudieran ayudarme a seguir desarrollando mis habilidades. El camino hacia convertirme en programador no ha sido sencillo, pero me llena de emoción saber que está repleto de desafíos y, sobre todo, de cuentos que podré compartir en mi blog, RelatoCorto.com.
Así es como, de la mano de la docencia, descubrí el mundo de la programación y emprendí este viaje que espero esté lleno de nuevas aventuras por contar. Esta es solo la primera parte de mi historia, y estoy ansioso por ver hacia dónde me llevará este apasionante viaje.